Aveces me dan ganas de desaparecer, de desvanecerme. No puedo. Tengo miedo, creo. Demasiado miedo. Hace años que siento que todos avanzan sin problemas por delante de mí y voy quedándome atrás. Soy fácil de olvidar, porque me da por querer enterrar a las personas con el pasado. No me gusta recordar pero vivo de recuerdos.
Siento que fracasé. Fracasé de la peor forma, sin intentarlo siquiera. Mi madre dice que estoy descarriada, yo no me siento descarriada, estoy decepcionada y enojada conmigo misma. No me gusta ser una carga, pero tampoco me gusta estar aquí encerrada, ni quiero renunciar. Sin embargo ya renuncié, aunque no de forma permanente.
Me asusta no ser lo suficientemente buena, tanto para mí misma como para los demás. Me aterra estar sola. Me asustan las personas, aunque ya las conozca. Me da miedo fracasar.
¿Qué haré hoy? He estado evitando a todos, a todo. Evado a mis amigos, aunque tampoco parece importarles demasiado, a mis familiares, a quienes les valgo un comino, al mundo.
Quiero pedir ayuda, quiero gritar y llorar pero aún tengo esa maldita impresión de que todos parecen más importantes que yo. De que nadie me quiere, de que soy muy poca cosa. Me gusta esforzarme hasta el límite, porque sólo así me siento digna y orgullosa de mí misma. Siento que mis logros valen algo, aunque a la persona que más quiero y es más importante para mí no parezcan satisfacerla. Nunca es suficiente. Me siento invisible, poco importante y pequeña. Muy pequeña y frágil. Lloró por todo, si estoy triste, si estoy enojada, insatisfecha, enferma. Traté de ser lo que ella quería que fuera, lo que pensé que quería. Pero no es suficiente. Quise ser yo misma, pero me asustó. Me asusta no gustarme. Me aterra descubrir cuán egoísta soy. No me gusta la gente egoísta. No me gusta ser inmadura pero necesito hacer berrinches de vez en cuando. Sólo tengo dieciocho años ¡maldición! por una vez quiero sentirme como alguien de mi edad y preocuparme por tonterías. Soy comprensiva, intento serlo, pero yo también tengo mis límites. Soy muy intolerante, según me han dicho. Me cansé de tolerar a la gente. Soy sarcástica y cínica, no es apropósito. No puedo controlarlo, por eso termino hiriendo a la gente sin querer. Mi hermana mayor es como mi madre, aunque me duele aceptarlo. Mi madre es mi modelo a seguir, algo inalcanzable, siempre quise hacerla feliz y en cierto modo es mi padre. Mi padre es una ilusión, que sin importar cuanto me decepcioné voy a seguir queriendo, es sólo una figura esporádica. Mi hermana menor parece tenerlo todo, parece mayor que yo y jamás me ha dejado ser la mayor, deslumbra. Les tengo envidia a mis hermanas, no porque sus vidas parezcan más fáciles, porque sé que no lo son, sino por sus relaciones, saben darse a querer. Yo no, me relaciono de manera muy formal con las personas, me cuesta demasiado abrirme y aparentemente no me dejo querer. No puedo relacionarme con muchas personas a la vez. Por tanto no tengo muchos amigos, a los únicos que puedo considerar verdaderos amigos es a quiénes conocí en la secundaria, pero parecen estar demasiado ocupados con sus vidas.
Tiendo a sentirme fuera de lugar. Me asusta sentirme así. No me gusta sentirme irreal, no entiendo el sentido del humor de las personas. Alejo a la gente de mí. Me ponen nerviosa, por lo que contestó con monosílabas o incoherencias y no vuelven a hablar conmigo. No me gusta ser bonita por fuera, porque yo quiero que vean mi belleza interna. No me gusta la gente vanidosa, ni banal o hueca. Crecí rodeada de ellos. No me gustan las personas criticonas ni cotillas. Conozco demasiada gente así.
No me gusta sentirme invisible. Ni que me pasen de largo. No me gusta el silencio. Me gustaría saber quién diablos soy.
Siento que nadie me conoce. Y por tanto no creo conocer verdaderamente a alguien. No sé cómo soy pero sé cómo no soy. Y no me gusta ser cómo no soy. Me incómoda.
Me contradigo demasiado. Admiró a todo aquel que posea algo de lo que carezco. Me gusta la gente positiva y alegre. Siento que le debo mucho a mis profesores.
Soy una ni-ni y me avergüenza serlo.
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