17/3/13

Máscara.

Es incómodo, porque siempre estuvo ahí.
Es triste, porque jamás podrá hacerme feliz.
Es tonto, porque mi "yo ideal" no me pertenece, no es mío y no es lo que quiero. Es lo que pensé que querían de mí.
Y son tantas cosas que calan hondo en el pecho.
Tantas mentiras. Tanto tiempo perdido.
Todo por una máscara. Una que ni siquiera era consciente de que poseía.
Y es duro ver mi rostro desnudo.
Es confuso, no reconocerme a mí misma.
Falta mucho, aún falta mucho para que la máscara termine de caerse.
Pero mientras tanto, recuperé mi sonrisa, esa que no es fingida, esa que no me asquea.
Mientras tanto lloro y rió, porque estoy más viva de lo que solía estar.
Mientras respiro libertad, aunque sea sólo de a ratos.
Y a veces las lágrimas caen, como si no fueran mías.
Y a veces la risa se apaga.
A veces me repugna el mundo entero.
A veces quiero huir.
Pero no lo haré, porque falta poco.
Y cuando caiga, quizá no me guste el resultado.
Pero que liberador es no tener que fingirse perfecta.

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